EUROPA
PRESS
25 mayo
2018
Reducir
la exposición a sustancias químicas comunes que alteran hormonas puede reducir
las tasas de obesidad
Los productos cotidianos contienen
sustancias químicas ambientales que pueden hacernos engordar al interferir con
nuestras hormonas, según una investigación presentada en Barcelona en la
reunión anual de la Sociedad Europea de Endocrinología (ECE) de 2018. Seguir
recomendaciones sobre cómo evitar estos químicos podría ayudar a minimizar la
exposición y reducir potencialmente el riesgo de obesidad y sus complicaciones.
La obesidad afecta cada vez más a millones de personas en
todo el mundo, y los casos aumentan bruscamente en
niños pequeños y bebés, una tendencia que no se explica solo por la evolución
de las dietas y los estilos de vida. Este trastorno contribuye a un estimado de
2,8 millones de muertes por año en todo el mundo y conduce a muchas otras
complicaciones de salud, que representan una gran carga financiera para los
sistemas de salud.
Los productos químicos que interfieren con la forma en que
nuestro cuerpo almacena y procesa la grasa se denominan "obesógenos" y se han sugerido como un posible
contribuyente al creciente número de casos de obesidad. Los obesógenos
reprograman cómo funcionan nuestras células de dos maneras principales: pueden
promover la acumulación de grasa elevando el número y el tamaño de las células
adiposas o aumentando el apetito, o pueden hacer que sea más difícil perder
grasa al cambiar nuestra capacidad de quemar calorías.
Estudios previos han identificado estos productos químicos
en muchos productos cotidianos, como pesticidas, plásticos, retardantes de
llama, revestimientos repelentes en utensilios de cocina y ropa, y edulcorantes
artificiales. Este análisis integral tiene como objetivo destacar a los
profesionales de la salud y al público las principales fuentes de obesógenos e incluye recomendaciones específicas para
minimizar la exposición.
La doctora Ana Catarina Sousa y su grupo de investigación,
de las Universidades de Aveiro y Beira Interior, en Portugal, revisaron
encuestas epidemiológicas existentes y nuevas y estudios con animales, y
mostraron que las fuentes más importantes de exposición a los obesógenos en interiores son la dieta, el polvo doméstico y
productos de la vida cotidiana como productos químicos de limpieza, utensilios
de cocina o cosméticos.
Las muestras dietéticas en algunos de los estudios
mostraron, por ejemplo, que los obesógenos como el tributilestaño, un químico en la pintura antiincrustante
prohibida hace una década, y el cadmio, un metal ampliamente diseminado en el
ambiente asociado con ciertos cánceres, todavía se puede encontrar en los
productos alimenticios, en algunos casos a altas concentraciones.
Obesógenos presentes en nuestra dieta y a
nuestro alrededor
"Los obesógenos se pueden
encontrar casi en todas partes y nuestra dieta es una fuente principal de
exposición, ya que algunos pesticidas y edulcorantes artificiales son obesógenos. Igualmente, están presentes en plásticos y
productos domésticos, por lo que reducir la exposición por completo es
extremadamente difícil, pero hacerlo no solo es factible, sino también muy
simple", señala Sousa.
Con base en los hallazgos de la revisión, los investigadores
sugieren recomendaciones específicas para reducir la exposición a los obesógenos, como elegir alimentos frescos sobre productos
procesados con listas largas de ingredientes en la etiqueta --cuanto más larga
es la lista, es más probable que el producto contenga obesógenos--
y comprar frutas y verduras producidas sin pesticidas, como productos
certificados orgánicos o locales libres de pesticidas
También aconsejan reducir el uso de plástico, especialmente
al calentar o almacenar alimentos, apostando en su lugar por recipientes de
vidrio o aluminio para los alimentos y bebidas. Además, apuestan por quitarse
los zapatos al entrar a la casa para evitar introducir contaminantes en la
suela de los zapatos, pasar la aspiradora con frecuencia, usar filtros de
partículas de aire de alta eficiencia (HEPA, por sus siglas en inglés) y un
paño húmedo para quitar el polvo de casa con frecuencia.
Quitar o minimizar la presencia de alfombras en el hogar o
el trabajo, ya que tienden a acumular más polvo y evitar productos de limpieza
cuando sea posible, o elegir aquellos que no contienen obesógenos
son también otras propuestas que plantean estos expertos. No obstante, se
necesitan más estudios para proporcionar evidencia inequívoca de cómo los obesógenos contribuyen a la epidemia de obesidad.
"Estos son pequeños pasos para lograr un estilo de vida
sin obesógenos, pero es un comienzo realmente bueno.
Esencialmente, cuidar su dieta y eliminar el polvo en casa --subraya Sousa--.
Los adultos ingieren aproximadamente 50 mg de polvo
todos los días, y los niños dos veces más, por lo que mantener la casa limpia
es una medida muy efectiva. Hay que usar un paño húmedo para quitar el polvo de
los muebles, en lugar de un producto de limpieza que pueda contener más de
estos productos químicos".
El trabajo adicional en el grupo de investigación de Sousa
incluye un estudio de control de casos para evaluar los niveles de obesógenos en pacientes obesos portugueses. Además, tienen
la intención de lanzar un nuevo estudio de cohortes para monitorizar los
niveles de obesógeno en la orina y el cabello de las
mujeres embarazadas, y en sus hijos, para determinar aún más cómo los obesógenos afectan a su riesgo de obesidad.